Quienes practican colecho o quienes estudian esta práctica en la que padres e hijos comparten colchón para dormir apuestan por ella debido a los beneficios que aporta. Principalmente tienen que ver con la lactancia, pero los puntos a favor de dormir cerca de tu hijo van más allá de poder proporcionarle alimento de forma más rápida y sencilla durante la noche. Si profundizamos un poco en este aspecto podemos aglutinar las ventajas del colecho en estos puntos principales:

Disminuye el riesgo de SMSL:

El Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL) es como se denomina a la muerte repentina de un niño aparentemente sano que tiene menos de un año de edad y cuya autopsia no revela una causa para su fallecimiento. Generalmente los padres se percatan del fatal desenlace cuando acuden a la cuna del bebé porque no se despierta, por lo que suele conocerse también como “muerte blanca” o “muerte en cuna”.

Varios estudios, entre los que encuentran los del reconocido antropólogo James J. McKenna, demuestran que el colecho puede impedir la muerte del bebé siempre que no se realice en un sofá y se tomen las medidas de seguridad pertinentes.

Efectivamente, y como suele mencionar el médico pediatra español Carlos González, hay países en los que no existe ningún término para referirse a este síndrome por ser prácticamente desconocido debido a que apenas existen casos y la tasa de muerte súbita en bebés es bajísima o nula. Casualmente suelen ser aquellos países donde el colecho es la práctica más común, como por ejemplo China. Se puede decir que el colecho reduce el riesgo del bebé de padecer este síndrome porque disminuye los episodios de apnea, una de las posibles culpables del SMSL, si bien se trata de un síndrome cuyos causantes son bastante desconocidos.

El colecho disminuye el riesgo de SMSL

Mejora la calidad del sueño de toda la familia:

Uno de los principales cambios que surgen con la llegada de un recién nacido al núcleo familiar tiene que ver con su sueño. Pero más allá de quedarnos en mencionar que efectivamente un bebé se despierta muchas veces por la noche, hay que entender que la causa principal es su necesidad de alimentarse y de sentirse protegido.

Sus constantes despertares nocturnos pueden trastornar el sueño de sus padres ya que se ve interrumpido cada muy poco y esto, a la larga, puede ocasionar en ellos problemas de agotamiento, disminución del rendimiento durante el día, pérdida de capacidad de concentración, etc. Para el bebé, los principales efectos de no dormir lo suficiente o dormir mal tienen que ver con el stress, la irascibilidad, la propensión a los berrinches y también con el agotamiento o desinterés ante los estímulos durante el día.

Efectivamente, el colecho no reduce de forma drástica la cantidad de veces que el niño se despierta, pero sí el tiempo que tarda en volver a conciliar el sueño una vez se despierta y esto es extensible a sus padres, ya que no es necesario levantarse para ir a consolar al niño, cogerlo, volver a dejarlo, esperar junto a él para que vuelva a dormirse, con el posible riesgo de desvelarse que esto conlleva. Los bebés pueden despertarse igualmente varias veces pero gracias a que se duermen de nuevo más fácilmente, los desvelos de grandes y pequeños sí se reducen considerablemente. Si se practica colecho es más cómodo y sobre todo más rápido atender las necesidades del peque cuando éste está tan cerca. El aumento de las horas que todos duermen supone una mejora sustancial en la calidad del sueño de toda la familia.

Sincroniza el sueño entre padres y bebé:

Estando juntos en un mismo colchón o muy cerquita en cama y cuna adosada, los padres y los bebés que practican colecho acaban sincronizando su sueño. Esto es posible sobre todo gracias a la sincronización de la respiración de la madre o el padre con la del bebé. Si éste percibe las inspiraciones y exhalaciones del adulto porque lo tiene cerca durante la noche, aprende a respirar bajo esa misma pauta rítmica.

Así, el anteriormente citado James J. McKenna en varios de sus estudios y publicaciones sobre el colecho, la lactancia materna y el SMSL, revela gracias a sus registros polisomnográficos realizados a varios niños, que se genera un acompasamiento del sueño respecto al de la madre, que denomina “danza nocturna”. Por así decir, la respiración de los adultos sirve de recordatorio a los bebés que duermen cerca de ellos y sobre todo en el caso de los más pequeños (recién nacidos hasta los 3 meses más o menos), donde las apneas son más frecuentes y peligrosas por pasar inadvertidas si se encuentran solos. Asimismo, se produce también una regulación de la actividad cardíaca por la noche, favoreciendo un mejor descanso.

Ayuda a regular la temperatura del bebé:

La termorregulación o regulación de la temperatura es la capacidad que tiene el ser humano de producir y conservar el calor corporal para mantenerlo en niveles óptimos independientemente de la temperatura ambiente (hasta unos límites determinados, claro está). Los bebés, sobre todo los recién nacidos y más aún los nacidos de forma prematura o con peso especialmente bajo, no tienen desarrollada esta capacidad que se va adquiriendo con el paso del tiempo, por lo que se enfrían o sobrecalientan con mucha más facilidad.

Esto, por ejemplo, llevó a la invención de la incubadora como método para proporcionar a los prematuros un espacio libre de las fluctuaciones de la temperatura ambiental que perturbasen su nivel de calor corporal, aumentando considerablemente el índice de supervivencia. Los bebés empiezan a desarrollar su capacidad de termorregulación justo al nacer, pero de manera poco efectiva todavía, ya que la producción de calor durante sus primeras horas de vida es bastante precaria.

De igual forma que el niño tiene facilidad para enfriarse, la tiene para sobrecalentarse si se encuentra en un ambiente excesivamente cálido y es por esto que a veces llegan a sudar muchísimo. Durante el día, podemos añadir o retirar prendas al bebé según el ambiente en que se encuentre en cada momento, pero por la noche generalmente esto no sucede si el bebé duerme solo separado de los padres. En cambio, el colecho facilita que exista una simbiosis en la temperatura corporal de padres e hijos. Si el niño tiene lo suficientemente cerca a su madre o su padre, la piel de éstos sufre una respuesta térmica al contacto con el bebé que hace que aumente o disminuya su temperatura para proporcionarle calor cuando está más frío o refrescarlo cuando está demasiado caliente. Así es que dormir juntos favorece que la temperatura del bebé esté más regulada y estable durante la noche.

Reduce los llantos nocturnos:

Una de las principales causas por las que los bebés se despiertan de noche es la sensación de desamparo y soledad, la falta de contacto físico cuando duermen solos en una cuna en una habitación aparte. Su primera reacción a esta sensación suele ser el llanto que, recordemos, es su única forma de comunicación y la manera en que hacen saber a sus padres que algo no está bien o que se sienten desatendidos o que tienen hambre.

Si se practica colecho, el bebé puede despertarse pero al tener tan cerca a sus padres la respuesta de éstos ante sus necesidades es mucho más rápida y apenas llegan a llorar. De esta forma los llantos se reducen drásticamente y el nivel de stress al que se someten los niños es sensiblemente menor. Esto tiene un impacto muy positivo en el bebé, que aprende a darse cuenta de que sus padres están cerca de él siempre que lo precisa haciéndole sentir seguro, dormir más tranquilo y más tiempo y por consiguiente llorar menos, ya que sus necesidades quedan cubiertas en mucho menos tiempo.

Existen estudios que revelan que los bebés que han practicado colecho con sus padres y que por tanto han tenido menos episodios de llantos nocturnos, se desarrollan emocionalmente de forma mucho más sana a medida que crecen. La reducción de los lloros es producto de saber que tienen a sus padres cerca y esto mejora su autoestima, tienen un mayor nivel de autocontrol y seguridad, así como un mayor grado de optimismo. Por el contrario, los bebés habituados a los berrinches, sufren más stress porque sienten que sólo son atendidos cuando lloran y tienden a sentirse menos valorados si la falta de atención se produce de forma continuada.

Desarrolla el vínculo afectivo:

El bebé empieza a desarrollarse en el útero materno creándose un vínculo muy especial entre él y su madre. Al nacer, es especialmente importante avivar esta unión ya que el bebé ha pasado de su espacio de seguridad al mundo exterior, donde todos los estímulos son nuevos para él a la vez que pueden resultarle perturbadores. El colecho es una muy buena oportunidad para seguir compartiendo tiempo y espacio con el bebé una vez ha dejado el vientre materno y lo es más si cabe para el padre, ya que le permite estrechar ese vínculo y mantenerlo tan vivo como el que guarda con la madre.

Dormir juntos es una de las vivencias más integradoras que puede existir cuando un bebé llega al núcleo familiar. Favorece el desarrollo de una relación más profunda, cercana y positiva entre padres e hijos. Sobre todo en nuestros días, en los que el mundo gira a toda velocidad y el tiempo resulta cada vez más escaso para todo, es súper importante el contacto físico y compartir momentos que nos unan. La noche puede ser una ocasión perfecta para disfrutar de la compañía de los niños y éstos de la de sus padres.

Aumenta el número de bebés que se alimentan mediante lactancia materna:

En el útero, el bebé recibe todos los nutrientes necesarios a través de la placenta y una vez se encuentra en el exterior debe alimentarse recurriendo a la leche que produce su madre. Los bebés desde recién nacidos demandan alimentarse cada muy poco tiempo y esto no es distinto durante la noche. Así, suele despertarse cada poco tiempo para comer, por lo que tenerlo cerca hace que dar el pecho sea mucho más sencillo, rápido y que madre e hijo puedan volver a conciliar el sueño más fácilmente.

Es por esto que se puede decir que la lactancia materna favorece el colecho y no tanto al revés, ya que al dar de mamar, tener que levantarse cada vez que el niño precisa comer suele convertirse en una ardua tarea y surge aquí la cuestión de tenerlo lo más próximo posible, cosa que suele suceder de forma muy natural y paulatina. Está demostrado que aquellos bebés que duermen cerca de sus madres maman más y durante más tiempo.

Hay estudios que revelan que los bebés que duermen en colecho con su madre realizan tomas hasta 3 veces más largas que los que duermen separados de ellas. Esto es posible también gracias a que el cuerpo de la madre tiene la capacidad de regularse de forma natural para producir más leche en función de la demanda del bebé. Se crea así un círculo que hace que cuantas más tomas nocturnas, mayor sea la producción de leche. Al contrario de lo que puede parecer, la madre que da más veces y durante más tiempo el pecho al bebé por la noche no descansa peor. El colecho es un estupendo remedio para los desvelos que supone tener que levantarse siempre que el bebé necesita comer y se encuentra en otra habitación. Amamantar colechando evita despertarse del todo y el sueño vuelve a fluir de una forma mucho más natural, lo que hace que se descanse mejor.


El colecho disminuye el riesgo de SMSL