Del Colecho
a la Cama independiente

¿Cuándo dejar de dormir con nuestros hijos?

Del colecho a la cuna o cama independiente

Si se practica colecho, es lógico que en algún momento se llegue a este punto: ¿Cuándo debe el niño empezar a dormir solo? ¿Cuándo dejar de hacer colecho?

Lo natural y más conveniente es responder “cuando todos quieran”. De igual manera que en el momento de plantearse dormir con el bebé se haga de forma natural o se llegue a un consenso, lo normal es que para dejar de hacerlo se haga de la misma manera. Es importante en cualquier caso respetar las decisiones de cada familia e internamente de cada miembro para que todo fluya harmónicamente y no haya ninguna clase de problema.

Se puede dejar de hacer colecho cuando se quiera, si bien es verdad que la edad del bebé va a influir de alguna manera en cuándo hacerlo, sobre todo cuando es muy pequeño. Antes de los 3 meses de vida del niño no es aconsejable que éste duerma solo en una habitación aparte. Los factores para determinar que al menos hasta esa edad el peque deba estar lo más próximo a sus padres durante la noche tienen que ver con el riesgo de padecer el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante o SMSL. Este síndrome supone que un bebé menor de un año fallece sin causa aparente. Aunque no se sabe a ciencia cierta qué ocasiona este fatal desenlace, la mayoría de las investigaciones apuntan hacia problemas para despertar o a la incapacidad del niño para detectar acumulación de dióxido de carbono en sangre. Dormir con el bebé puede ayudar a sus padres a detectar que algo va mal y pueden atender al niño más rápidamente. El SMSL tiene más probabilidades de ocurrir entre los 2 y 4 meses de vida por lo que dejar de practicar colecho antes de esta edad conlleva un riesgo ciertamente alto. No obstante, no es el único factor para determinar los 3 meses como edad mínima en la que puede plantearse dejar de dormir cerca del bebé. También existen riesgos de atragantamiento por regurgitación de la leche y estando con él, es más fácil despertarse y atenderle que si se encuentra en una habitación aparte.

En torno a los 6 meses suele ser otra de las edades que psicológicamente se acepta como válida para empezar a pasar a los niños a dormir en su propia cuna en un espacio aparte de la habitación de sus padres. Son muchos los profesionales y médicos pediatras que recomiendan hacerlo a esta edad. Sin embargo suele ser porque se asocia el hecho de empezar a dormir solo con la edad a la que un bebé puede empezar a comer otros alimentos además de la leche materna. No obstante, tampoco parece que sea éste un argumento de peso si efectivamente el bebé sigue alimentándose a partir de esa edad con leche materna o en su defecto biberón. Sea como sea, un bebé de 6 meses sique siendo pequeño todavía como para dormir toda la noche de un tirón y suele despertarse aún alguna vez, con lo que, si el colecho evita a sus padres tener que levantarse y tanto al niño como a los padres desvelarse innecesariamente, tampoco parece que a esta edad sea muy idóneo hacerle dormir solo en otra habitación.

El año de edad suele ser otra de las fechas tope que uno asocia mentalmente a ir haciéndose mayor. No hay mucho de cierto en que un niño con un año sea lo suficientemente mayor como para dormir solo y toda la noche de golpe. Muchos niños con esa edad todavía son lactantes y aún tienen despertares nocturnos, así que, si todos están a gusto durmiendo juntos no hay motivo real para cambiarlo a una cuna independiente a esta edad específica. Con el paso del tiempo, el acceso a la información existente y la difusión de las experiencias de muchas familias al respecto, es menor la presión que se sufre por dormir con los hijos. Sin embargo, es cierto que todavía hay muchos núcleos familiares y sociales en los que sigue sin estar bien visto dormir juntos una vez el bebé va superando algunas edades. Tristemente hay mucha gente que carga al pequeño con la culpa acusándolo de ser caprichoso o de estar jugando con los sentimientos de sus padres. No solo esto, sino que además a ellos se les juzga por ser demasiado permisivos y por ceder ante lo que mucha gente cree que se trata de un chantaje emocional, cuando lo que sucede en realidad es que un bebé de un año sigue necesitando estar en contacto con sus padres y más si cabe con su madre si todavía sigue lactando.

Para algunas personas practicar colecho con niños mayores de un año parece ser algo raro, inusual o incluso poco sano. Lo cierto es que muchos más padres de los que se puede pensar colechan con sus hijos una vez superada esta edad y suele ser porque para ellos es la única forma en la que realmente consiguen tener un sueño reparador, de calidad y que permite descansar a grandes y pequeños. ¿Qué niño que duerme en habitación separada no va a menudo a mitad de la noche a la cama de sus padres? Ya sea por miedo, por pesadillas, por encontrarse solo o simplemente por la tranquilidad de dormir acompañado. ¡Eso es colecho! La mayor parte de las familias colechan sin ni siquiera ser conscientes de ello, e incluso hay quien dice no practicarlo cuando en realidad su hijo se despierta a diario en su cama.

Otras de las etapas que algunos marcan como idóneas para trasladar al bebé a una habitación aparte es el fin de la lactancia. Sin embargo es otra fase en la que tampoco una cosa deba determinar la otra. Hay muchas madres que practican colecho y no dan el pecho a sus bebés, de igual forma que hay madres que dan el pecho a sus hijos aunque éstos duerman en otra habitación. Lo lógico es que si se mantiene la lactancia se mantenga por comodidad el hecho de dormir juntos o al menos muy próximos. Es más, sigue siendo idóneo (y lo más cómodo) dormir juntos si se practica lactancia a demanda y continuada. Hay niños que siguen tomando el pecho incluso con varios años, así que por qué no seguir durmiendo juntos. Pero tampoco dar el pecho o no darlo es un factor determinante. Un niño puede dejar de tomar el pecho y seguir necesitando sentirse protegido durante la noche, y teniendo acceso a todos los beneficios del colecho ya citados. Todo dependerá en cualquier caso de lo que sea que haga sentir bien a padres e hijos.

Lejos de establecer una edad límite, lo más lógico es dejar que las cosas sucedan de forma natural. Hay muchos factores que pueden determinar que un niño deje de usar una cuna colecho o que deje de dormir en la cama con sus padres. Sin ir más lejos, el espacio del que disponemos es susceptible de marcar un punto de inflexión en este aspecto porque efectivamente puede llegar un punto en el que el niño haya crecido tanto que resulte incómodo dormir todos juntos. Bien, ese podría ser un buen argumento para plantearse trasladarle a otra habitación, aunque si se ha dormido siempre con él es muy probable que al principio se vuelva algunas noches a la cama. Y es que no olvidemos esto porque, aunque parece una tontería, esa cama es para él también la suya. Como todos los cambios, puede hacerse difícil en un primer momento, pero lo ideal es poder ir haciéndolo de forma paulatina para que la transición no se convierta en un desastre.

La fase de transición de la cuna de colecho o de compartir colchón a una cuna independiente o a la cama propia requiere de ciertas dosis de paciencia, mano izquierda y sobre todo comprensión. Al final se trata de prestar atención a las necesidades que tiene cada uno, de pararse a escuchar cuidadosamente lo que a cada uno le pide el cuerpo en cada momento. Sea como sea, es justo desdramatizar la situación pero tampoco restarle importancia, porque seguramente para el niño la tenga sobremanera. Se pueden ir incorporando hábitos distintos a los rutinarios poco a poco, como ir separando unos centímetros la cuna y cada noche un poco más, o dejar una luz tenue encendida cuando el niño esté solo en su nueva habitación o recostarse unos minutos con él hasta que se quede dormido. Ir dando pequeños pasos suele ser más efectivo que provocar cambios drásticos. Y no sólo para el niño. Está demostrado, y así lo atestiguan muchos padres que cuentan sus propias experiencias, que una vez su hijo abandona la cama que comparten, son ellos quienes terminan por echarle en falta y a veces incluso les cuesta más acostumbrarse a esa nueva situación de lo que creían previamente.

La realidad es que no existe una verdad absoluta, una cifra o una fecha que debamos marcar en el calendario a partir de la cual cambiar nuestra rutina y la del niño. Cada familia es un mundo y establecer cuándo dejar de practicar colecho intentando generalizar es caer en un error. Es importante superar los tabúes que a veces se nos imponen socialmente y ser capaz de tomar las riendas para decidir por uno mismo qué es lo más conveniente. Si se quiere practicar colecho por mucho tiempo no hay nada de malo en ello. El niño debe ir superando etapas de crecimiento y desarrollo y lo que es seguro que va a suceder es que en un determinado momento será él, motu proprio, quien se sienta lo suficientemente independiente y seguro de sí mismo como para querer dormir solo en un espacio para él. Si no es antes por cualquier motivo o circunstancia, por lo general suele ocurrir alrededor de los 7 u 8 años y se debe a que a esta edad el niño es ya capaz de dormir del tirón porque sus fases del sueño están mucho más reguladas, y además probablemente su autoestima haya crecido y sus miedos se hayan reducido.

En conclusión, podríamos decir que establecer de forma estricta cuándo dejar de dormir juntos es difícil además de innecesario y que en realidad lo más lógico es escuchar atentamente nuestros propios instintos y atender nuestras propias necesidades para que padres e hijos delimitemos el colecho cuando creamos conveniente, intentando hacerlo de una forma natural y respetuosa.

Decidir cuándo dejar de practicar colecho sólo debe depender de ti, de tus hijos y de vuestro bienestar. ¿Por qué no dejar que suceda de forma natural o consensuada?

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