La experiencia de la mayoría de las personas que han practicado colecho así lo defienden. Explican que se debe principalmente a que los desvelos tienen un menor impacto porque cuando los padres y el niño se despiertan mientras están juntos, no se despiertan del todo y vuelven a conciliar el sueño de forma mucho más fluida.
Sí, si no se toman las medidas necesarias, como evitar ingerir alcohol o evitar pastillas pastillas para dormir. Existen pautas a seguir para que dormir con los hijos pueda ser una experiencia totalmente segura y evitar incidentes o descuidos que podrían poner en riesgo la integridad física de los peques.
Sí. De hecho, hay estudios que ponen de manifiesto que dormir cerca de un recién nacido durante sus primeras semanas de vida es sumamente beneficioso porque favorece que los padres ayuden a regular la temperatura corporal del bebé, desarrolla el vínculo materno-filial, favorece que las tomas del pecho sean más largas y más numerosas y puede disminuir hasta por 4 el riesgo del bebé de padecer el Síndrome de Muerte Súbita del Lactante o SMSL.
Depende del centro médico, así como de las propias instalaciones del hospital. En algunos casos las mamás preguntan de antemano si existe esa posibilidad habiendo centros en los que no ponen inconvenientes, sin embargo sí hay casos en los que no resulta tan fácil. Además, el tipo de cama que exista en la habitación donde se esté ingresada hace más o menos complicado poder hacer colecho con el bebé, ya que algunas tienen barreras huecas por las que podría colarse. Los padres más ingeniosos se ayudan de mantas o almohadas para tapar esos huecos y permitir a madre e hijo compartir cama de una forma más segura. Así a todo, hay cada vez más centros que cuentan con cunas sidecar que se pueden adosar a la cama para un colecho cómodo y seguro. No solamente se puede solicitar dormir juntos cuando el bebé nace, sino que en cualquier tipo de ingreso del niño, se debería poder tener la opción de colechar si así lo desean los padres.
Se trata de un síndrome por el cual un niño de menos de un año de edad muere repentinamente sin haber causa aparente mientras duerme y en cuya autopsia tampoco se revela ninguna dolencia a la que pueda atribuirse el fallecimiento. Se denomina “muerte en cuna” o “muerte blanca” porque generalmente se da mientras el niño está durmiendo y porque los padres se suelen dar cuenta del fatal desenlace cuando acuden a la cuna de su bebé al encontrar que tarda demasiado en despertarse. Se desconoce qué es lo que causa este síndrome a ciencia cierta si bien la mayor parte de las investigaciones concluyen que tienen que ver la incapacidad del cuerpo del niño para detectar la concentración de dióxido de carbono en sangre y un fallo en el momento de despertarse de un episodio de apnea, arritmia, hipertermia (exceso de calor, que puede causar un aumento en la frecuencia y duración de las pausas de apnea) y otras cuestiones por las que el bebé se queda sin respiración con la consiguiente asfixia. En cualquier caso, lo que sí se ha determinado es que este riesgo de muerte del bebé sin causa aparente existe mayoritariamente en niños de entre 2 y 4 meses y que afecta más a los niños que a las niñas.
No hay investigaciones completamente concluyentes, sin embargo, sí hay muchísimos menos casos de SMSL documentados en los que se hubiese practicado colecho que en los que no. De hecho, algunos profesionales desaconsejan completamente dejar al bebé dormir solo en una habitación aparte antes de los 3 meses ya que el riesgo de fallecimiento por SMSL es mayor que teniéndolo en la misma habitación, lo más próximo posible. Asimismo hay otros médicos pediatras que desaconsejan dormir en la misma cama con un bebé menor de 3 meses precisamente por el riesgo de aplastamiento si no se toman medidas de seguridad oportunas y recomiendan el uso de cuna cuna sidecar o cuna de colecho.
Lo más recomendable si se duerme en una misma cama con el niño es que éste se encuentre entre su madre y el borde del colchón estando éste pegado a una pared. De esta forma, si el bebé toma el pecho, es mucho más sencillo para la madre darle de mamar. Asimismo, es más seguro tener al bebé en ese espacio que entre los dos adultos, en el caso de dormir en pareja, ya que un movimiento involuntario de los dos podría causar un aplastamiento. Lo más correcto es situarlo entre un adulto y el borde de la cama, estando ésta pegada a una pared y poniendo mucho cuidado de no dejar ningún hueco por el que el bebé pueda escurrirse hacia el suelo.
Lo que es muy probablemente es que se acostumbren a dormir más y mejor cuando tienen a sus padres cerca y el momento en que se separan de ellos puede resultarles más traumático si el cambio se hace de forma brusca. En realidad no es que los padres estén malcriando o malacostumbrando a sus hijos, sencillamente comprenden que el bebé les necesita cuando es muy pequeño y cubren sus necesidades de la forma más cómoda posible y que permite un mejor descanso para todos. Todo dependerá de lo que cada uno entienda por malacostumbrar ya que para unos será atender al bebé y dormir con él y para otros será dejarle llorar desconsoladamente estando solo en su cuna.
Sí, casi tantas como familias. Cada uno determina cuál es la mejor forma de hacer colecho con su hijo. De esta forma se puede dormir en el mismo colchón, en el mismo colchón en el suelo, con el niño en un colchón en el suelo al lado de la cama, con una cuna cerca de la cama, con una cuna de colecho adosada a la cama, etc. Hay un montón de formas, si bien la más segura, al menos mientras el bebé es todavía pequeño es con una cuna de colecho.
Sí. Así lo atestiguan muchas familias cuyas experiencias se pueden leer en los numerosos blogs sobre maternidad y paternidad que hay en la red. No hay ningún estudio que determine que a partir de esa edad dormir con un adulto sea perjudicial para el niño, siempre que se tomen las precauciones oportunas y se haga de forma correcta, dentro de unos límites de sensatez.
Aunque existen muchas formas de dormir con los hijos, lo más seguro es utilizar una cuna de colecho, sobre todo cuando son todavía muy pequeños. Así lo recomienda por ejemplo el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad en uno de sus informes sobre cuidados del bebé desde el nacimiento.
Se trata de una cuna especialmente diseñada para poder acoplarse a una cama de adulto por uno de los laterales, de manera que ambos colchones quedan a la misma altura o prácticamente salvo por unos pocos centímetros (en cuyo caso es mejor que el del bebé quede por debajo, tratando de evitar que haya ningún hueco por el que se pueda precipitar al suelo). Este tipo de cuna es muy cómoda para poder practicar colecho con un bebé desde su nacimiento. Incluyen algún sistema de acople que permite engancharlas a la cama de forma totalmente segura para que no haya riesgo de formarse ningún espacio por el que el bebé pueda caer. Además, muchas son convertibles permitiendo alargar su vida útil, algo muy ventajoso ya que llegado un punto si se sigue durmiendo con el niño, éste suele pasar a la cama de sus padres.
Dependiendo del modelo. Normalmente las cunas convencionales no están diseñadas originariamente para ser adosadas a la cama, por lo que no cuentan con ningún anclaje de seguridad que las mantenga fijas en esa posición. Lo más seguro es utilizar una cuna sidecar, aunque muchos padres se las ingenian para utilizar su cuna convencional como cuna de colecho. La mayoría de las cunas convencionales no permiten solamente quitar una barrera, ya que se desmontaría toda la estructura. En el caso en que sí lo permitan, probablemente no esté a la misma altura el colchón de la cuna del de la cama de los papás. Otras veces dejan una ligera separación entre colchones lo cual es peligroso ya que le bebé puede verse atrapado entre ellos.
En la mayor parte de los casos sí. La mayoría de las marcas incluyen o dan opción de comprar aparte una barrera con la que cerrar el contorno de la cuna completamente, de forma que podemos utilizarla de forma independiente.
No, los padres también pueden practicar colecho con sus hijos y de hecho, generalmente a menos que haya problemas de espacio, se suele dormir en pareja con el niño (siempre vigilando cumplir unas determinadas normas de seguridad). Los padres también pueden disfrutar de dormir en compañía de sus bebés si bien lo más frecuente es que sean las madres que dan el pecho quienes se inician en esta práctica.
Aunque lo cierto es que es más bien al contrario, dormir con el bebé hace que haya más tomas de leche materna durante la noche y que éstas sean más largas. Sin embargo, lo habitual es que se practique colecho por la necesidad de tener al bebé cerca por la noche cuando éste tiene hambre y demanda su toma, algo que además sucede cada muy poco tiempo.
Sí. No hay ninguna limitación a la hora de practicar colecho con dos o más bebés siempre y cuando tengan la misma edad y se tengan en cuenta algunas medidas para hacerlo de forma totalmente segura.
Depende de las edades. Por lo general, los niños de corta edad pueden no tener plena consciencia de la presencia de un bebé más pequeño ni de su ubicación en la cama, por lo que puede haber riesgo de aplastamiento o puede suceder que un movimiento involuntario ocasione entre ellos algún incidente. Si uno de los dos es un bebé pequeño sí se puede siempre que el adulto duerma entre ellos. En el caso de dos niños de diferentes edades pero con más de un año de edad no habría ningún riesgo.
Rotundamente no. No se debe practicar colecho con un bebé si hemos fumado. En este caso es mejor que el bebé duerma solo. Como es lógico, tampoco es conveniente bajo ninguna circunstancia que el bebé duerma en una habitación en la que se ha estado fumando, independientemente de si se hace colecho o no. El humo es altamente perjudicial para cualquier persona, pero todavía más para un niño pequeño. Asimismo, tampoco se puede colechar en caso de haber ingerido alcohol o cualquier medicamento que produzca somnolencia.
No es aconsejable. Si de forma natural o por culpa de los efectos de cualquier tipo de medicamento nuestro sueño es muy profundo, no deberíamos dormir con el bebé, ya que en caso de que éste se despierte o si le sucede cualquier cosa durante la noche, podríamos no percibirlo.
No es aconsejable debido a que durante la noche, las personas con mucho sobrepeso u obesidad mórbida pueden no ser plenamente conscientes de la situación del bebé en la cama y en ese caso existiría riesgo real de aplastamiento. Además, el peso del adulto puede hacer que el colchón haga una hendidura a su alrededor que podría hacer que el bebé se escurriese.
Si el sexo se reducía a la cama que comparte la pareja, y el colecho se hace en un mismo colchón, evidentemente sí. Si se hace colecho puede practicarse sexo en otra habitación de la casa, en otros momentos que no sean justamente los de la noche o, en el caso de dormir con bebés pequeños, se puede no modificar ningún hábito sexual (hasta un límite dentro de la sensatez) puesto que si el bebé llegase a despertarse tampoco tendría consciencia de qué es lo que sus padres están haciendo. Todo pasa por “normalizar” el hecho de dormir con el niño evitando trastocar su sueño, desestigmatizar la situación y olvidar tabúes y propios prejuicios.
No, colecho supone compartir cama o colchón o uso de una cuna sidecar que unifica los colchones de cama y cuna, mientras que cohabitación significa solamente compartir espacio.
Como tal, no existe un límite, sólo recomendaciones basadas en diferentes estudios o investigaciones. Sin embargo, de igual forma que hay profesionales que determinan que el colecho sólo es recomendable hasta los 3 meses, hay otros que apuestan por no imponer ninguna limitación por edad para dormir con los hijos. Si somos un poco lógicos, lo ideal es no depender de una edad determinada sino más bien de tener en cuenta las necesidades de padres e hijos.

¿Qué es el colecho? Colecho puede decirse que es una palabra que se ha acuñado como traducción al “co-sleeping” o al “bed sharing” del habla inglesa y que viene a referirse a padres e hijos que comparten cama o lecho, es decir, duermen juntos. No debemos confundirlo con cohabitación, que se refiere al hecho de dormir juntos en un mismo espacio pero sin ser en la misma cama. Así es que practicar colecho supone que los bebés comparten sus horas de sueño nocturno en el mismo colchón de sus padres o unificando colchones a través de una cuna especial, llamada cuna colecho.

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